¿Hay vino de aceitunas en Napa?

Crystal: Mi hermano Ramón Emilio y mi cuñado Maeno, junto a mi esposo Mariano, queríamos hacerle una despedida de solteros especial a Michèle y Carlos. Nos pusimos a sacar numeritos, y nos dimos cuenta de que, con la ayuda de Viajes Alkasa y El Catador —dos de nuestros aliados comerciales—, podíamos usar el mismo monto de una fiesta pequeña en un viaje para seis al Valle de Napa. ¡Un éxito!
Ahora, como para dramática que me busquen, me encantó la idea de hacer de esa escapada un viaje con destino sorpresa.
Michèle: Solamente nos dijeron la fecha, y nos estuvieron trolleando con el destino durante varias semanas. ¡Ya se pueden imaginar mi ansiedad! Es más: hasta se las ingeniaron para confundir a mi asistente en la oficina, diciéndole que le estaban llamando de Alkasa sobre algo del viaje a México, y cuando Crystal vino a la casa a ayudarme a empacar me hizo hasta meter un traje de baños. Finalmente fue en el aeropuerto en Santo Domingo cuando nos dijeron el cuento completo… ¡Y con todo y brochure de itinerario especial! Carlos y yo tenemos el nombre de pareja Olive Juice, porque si se dice rápido suena a “I Love You”. Ellos decidieron bautizar el viaje como Olive Wine, porque #Napa.
Crystal: El primer viñedo que visitamos, tras el viaje en carro de San Francisco a Napa, fue Far Niente, una recomendación de los Bonarelli y un preferidísimo de Michèle —ella es loca con el chardonnay de la casa, que solemos comprar en El Catador—. De hecho, fue mi bodega favorita.
Michèle: Cada bodega tiene su encanto, y es impresionante ver cómo la filosofia del dueño se hace visible al visitar el lugar. Por ejemplo, Far Niente abrió en 1885 con una estructura que se mantiene vigente hoy en día, obviamente tras varias remodelaciones. Esa casita de Blanca Nieves en el bosque no solo está ahí físicamente, sino que también es la protagonista de las etiquetas de sus botellas. Esa imagen simboliza el respeto hacia su historia, porque Far Niente tuvo que cerrar debido a la Prohibición en Estados Unidos, y no fue sino hasta 1979 cuando un nuevo comprador con visión lo restaura y lo lleva a su gloria actual. Sucede que ese señor, Gil Nickel, venía de un negocio familiar de viveros, y por eso el terreno hoy está lleno de flores y plantas diversas que llenan la caminata de olores y colores fantásticos. Por eso, en ese recorrido me pareció ver que, tanto con la estructura original como con esas manifestaciones de la flora, está ahí el espíritu de ambos dueños.
Ahora, también descubrí algo sobre el chardonnay que tanto me gusta: es un producto bastante ligero, y no mantequilloso con toques de madera, como los demás de la región. Esto se debe a que es usanza común en Napa añadirle ácido málico al mosto durante el proceso de fermentación, cosa que en Far Niente no hacen. Eso resulta en un chardonnay espectacular, muy limpio, tanto que al paladar no le hace falta esa sensación de mantequilla. Quizás por eso me gusta tanto.
La cata en sí estuvo armada alrededor de un maridaje de quesos; recuerdo que nos encantó la combinación del roquefort con su Dolce, una delicia de vino. De hecho, Maeno terminó diciendo: “¡Solo invitaré a casa en horario de tarde, a comer queso azul con Dolce Far Niente!”. Por suerte para todos nosotros, el Dolce está disponible en Santo Domingo, en El Catador.
Crystal: Mi segunda bodega favorita fue la Joseph Phelps. Tan hermoso era el lugar, con el paisaje natural y una arquitectura modernista en madera y vidrio, que le dije a Mariano que me quería volver a casar ahí. Ellos están un poco más elevados, no en el Valle, y la vista entonces es aun más impresionante. Cuando la uva crece a esa altura, como debe resguardarse de las condiciones tan severas, sale con una piel más gruesa y con mayor sabor.
Michèle: Ese sabor se nota en su vino más famoso se llama Insignia, que es una mezcla de cepas. Arrancamos la cata con el sauvignon blanc, el cabernet, el pinot noir, y culminamos con el premiado Insignia de 2013, para de ahí hacer nosotros mismos nuestras propias mezclas, en base a fórmulas y medidas. Al final, luego de una cata a ciegas, ganó el vino que hice junto a Carlos, llamado Unidad.
Crystal: Uno de los aspectos que más disfruté de esa visita fue la instrucción de nuestro guía, que era mitad conocedor extenso, mitad comediante. La enología puede asustar a quien no la conoce, pero él con su carisma nos hizo sentir que no habían preguntas tontas. De hecho, nos dijo que le encantaba hablar con principiantes, porque responder a sus ganas de aprender es para él mucho más refrescante que lidiar con algunos enófilos pretenciosos. ¡Se le notaba una gran ilusión cuando nos explicaba sobre los pormenores de Joseph Phelps y los secretos del vino!
Michèle: Esas fueron nuestras dos visitas preferidas. Durante el viaje, también estuvimos por Duckhorn, Darioush y Opus One. Si quieren conocer sobre nuestra impresión al recorrer esta última bodega, no dejen de leer nuestra entrada en ALKASA-196, el blog de Viajes Alkasa.
Crystal: Y para cerrar con Napa, no podían quedarse nuestras recomendaciones de restaurantes. Aquí les paso un listado de los lugares que conocimos en este recorrido californiano.
+ Mustards Grill. No se pierdan aquí los aritos de cebolla que colocan en el centro de la mesa al principio, con un delicioso ketchup artesanal mezclado con confite de manzana.
+ Bistro Don Giovanni. La pasta de este restaurante italiano es increíble —por ejemplo, se la lucieron con una carbonara hecha a la perfección—, pero los antipasti son una cosa para volverse locos; pedimos unos honguitos marinados tan buenos que me quería comer hasta el plato.
+ Auberge du Soleil. Traten de tomarse un trago al atardecer aquí, porque la vista es impresionante.
+ The Farm. Con un menú localista y fresco, con ingredientes de-la-finca-a-la-mesa, los platos de este restaurante siempre están cambiando —y según nuestra impresión, siempre son de alta calidad—.
+ Bouchon Bistro. Para quienes les gustan los típicos mejillones a lo belga, aquí van a encontrar una buena representación. También pueden probar su famosa sopa de cebolla a la francesa o, en caso de que no tengan tiempo de sentarse a almorzar, pueden pasar por la repostería contigua. A juzgar por la calidad del pan que probamos en el restaurante, la oferta de Bouchon Bakery vale la pena.