Paso a paso en la romería de El Rocío en España

[COLADO POR CRYSTAL]
¿Recuerdan que les contamos que nuestro padre es un enamorado del flamenco, la tauromaquia y todas las manifestaciones culturales provenientes del sur de España? De hecho, como visita la zona con tanta frecuencia, ya tiene amigos que son casi hermanos… y algunos de esos “hermanos” postizos son miembros de varias hermandades de la provincia de Huelva, en Andalucía, donde se celebra anualmente la romería de El Rocío. Junto a esta familia adoptiva, cada pascua él realizaba la peregrinación de varios días hasta El Rocío — porque no puede cualquier persona aparecerse a hacer la peregrinación, sino que debe ser parte de la hermandad —. Y así, este año él quiso hacer algo diferente: juntar a su familia de sangre con su familia andaluza. ¿El resultado? Una comitiva de unos 25 dominicanos unidos a la hermandad de Triana, incluyéndonos a nosotras, listos para hacer el recorrido.
Pero primero lo primero: ¿De qué se trata la peregrinación? Cada año, alrededor del lunes de Pentecostés, los devotos católicos de la Vírgen del Rocío, agrupados en 121 hermandades, realizan una procesión de varios días hasta el pueblo que le da nombre. Y lo más llamativo para nosotras fue que, a pesar de ser una situación multitudinaria, con miles de personas a pie, a caballo o en carretas, es impresionante lo íntimo que se siente. ¿Por qué? Porque no se trata de una caminata directa, sino que hay toda una logística de paradas, oraciones, fiestas espontáneas, bailes, cantos, cruces y tradiciones que hacen que todos los peregrinos vayamos formando compañeros de viaje por una hora, por dos, por una tarde o por momentos especiales durante el camino completo. ¡Verdaderamente se siente como una hermandad de hermandades!
¿Cuáles son los mejores souvenirs de viaje? En este caso, fueron los besos, los abrazos, las bailadas inesperadas, las flores y los cantos que recibimos en el camino.
¿Y a qué nos referimos con esa logística de momentos especiales? Bueno, imagínense esto: cada una de las hermandades lleva un simpecado, que es una réplica de la Vírgen del Rocío, pero vestida y adornada al estilo de cada comunidad — por eso las verán llevando flores endémicas de cada poblado —. Estas comunidades se reúnen en el medio de un campo de nada, y caminar por horas, tomando rebujitos, cantando, cruzando un río descalzos, bailando mientras otros quizás van en silencio orando o un padre hace una misa espontáneamente. De noche, se salta de una casa a otra para unirse a las fiestas que realizan los pueblerinos. ¡Las casas revientan de gente y hay quien hace una bulería en un metro cuadrado! Nosotras ya habíamos ido en años anteriores, pero nunca deja de sorprendernos el espíritu de jovialidad indescriptible que se vive durante todo el recorrido.
¿Y qué sucede cuando llegamos a El Rocío? Tal cual las Olimpíadas, cada hermandad tiene su orden para entrar con su sinpecado, siendo anunciada formalmente y dejando su huella con cantos bellísimos, con bueyes entrenados para arrodillarse frente al altar, con carrozas impresionantes. Son miles y miles de rocieros entrando a saludar a la Vírgen. Cuando todo termina, está la tradición del saqueo: los almonteños, habitantes del pueblo local, se “roban” a la Vírgen del Rocío de madrugada para que, en sus brazos, vaya saludando a cada simpecado. Como la hora no está fija, la gente amanece emocionada esperando ver ese momento, dado el valor espiritual que tiene para ellos.
Nosotras siempre nos preguntamos: ¿Cuáles son los mejores souvenirs de viaje? En este caso, fueron los besos, los abrazos, las bailadas inesperadas, las flores y los cantos que recibimos en el camino. Son puros recuerdos, pero esos definitivamente son el más puro recuerdo de un viaje tan especial como este.
Fotos: Familia Colada
Impresionante, gracias por compartir sus vivencias, documentarnos, si no fuera por ustedes, nunca me hubiese enterado de esa tradición tan hermosa, lluvia de bendiciones, salud y que sigan disfrutando de todo lo hermoso que les da la vida.
Me enamoré de Él Rocío en el año 2002, fue amor a primera vista! Fui en el mes de Octubre, y aún siendo el escenario muy diferente al que describes,sus calles sin asfaltar, esa Iglesia de paredes blancas, el fresco en el techo con los cuatro evangelistas, y en el centro ese altar pintado en pan de oro con ella en el Centro, una de las advocaciones más bellas que hayan visto mis ojos. Por eso a mi primera niña la llamé Rocío en honor a ella, y si Dios me lo permite la llevaré un día a conocerla.