Colando Cataluña

La meta principal de nuestro viaje a Barcelona, que hicimos junto a la Mamá Colada, era salir de España con cierto vestido de novia ya seleccionado y ordenado. Todavía no podemos contarles mucho sobre ese tema, pero en enero verán el resultado. Mientras tanto, les dejamos con el Lado B de nuestro reciente recorrido catalán: los restaurantes, el hotel y los espacios más memorables que visitamos durante nuestra estadía.
Cotton House
El nombre de este espectacular hotel boutique nos llegó por una recomendación de nuestro amigo Juan Manuel Polanco, el director de la revista MDMA. ¡Qué cute todo! El diseñador, Lázaro Rosa-Violán, combinó en las áreas sociales y las habitaciones varios elementos barrocos con contemporáneos y caribeños, algo inesperado pero que funciona muy bien.
Boca Grande
Hablando de Lázaro Rosa-Violán, nos pasó algo recurrente con su nombre durante el viaje: cada vez que íbamos a un lugar cuya decoración nos fascinaba y preguntábamos por el nombre del decorador a cargo, nos devolvían el suyo. Uno de ellos fue Boca Grande, un restaurante que tiene dentro uno de los baños más hermosos que hemos visto jamás —con todo y cabina fotográfica, espejos y velas, el baño parece un bar para hacer un afterparty—. El menú es igual de llamativo, y de ahí escogimos almejas y navajas frescas. Lamentablemente, al haber ido de día, no pudimos subir a Boca Chica… no la playa, sino un barcito en el segundo piso, que nos comentaron es igual de atractivo.
Cervesería Catalana
No es una falta ortográfica en español, sino que “cervecería” va con s en catalán. Esa es una indicación primaria del orgullo que siente este establecimiento por su ubicación y su gastronomía. Tras una hora de espera, confirmamos esa primera impresión: las tapas y las almejas son sencillamente impresionantes y sus combinaciones de sabores memorables, desde los bastoncitos de manchego con mermelada de higo hasta el pan con tomate. Aunque… quizá para la Familia Colada este lugar sea memorable por otra razón: fue el lugar donde Crystal reveló por primera vez que se iba a unir un nuevo miembro a la lista. Si Almodovar nos hubiese visto, seguro escribe Mujeres al borde de un ataque de jipíos.
La Sagrada Familia
Habíamos ido anteriormente, pero aprovechamos el viaje para volver, porque es una visual refrescante, sobre todo comparado a las demás iglesias del oeste europeo. Esta no es una típica basílica del Viejo Continente, con sus influencias renacentistas o barrocas, sino que es de un modernismo catalán combinado con Art Nouveau, y da gusto ver las soluciones que buscó Gaudí para ajustar el estilo a la tipología de un templo. Por cierto, casi que nos sentimos como realeza, y no por lo que ustedes pensarían: todas esas catedrales y basílicas y demás edificaciones religiosas eran iniciadas por un monarca, pero tomaba tanto tiempo concluirlas que quienes llegaban a ir a misa eran sus bisnietos. Creo que a nosotros, los que vivimos en el siglo XXI, nos está pasando lo mismo: como la Sagrada Familia todavía se encuentra en construcción, seríamos los que cumpliríamos el deseo que le surgió a Josep Bocabella en 1872.
El Xalet de Montjuïc
La comida mediterránea del Xalet es buena, pero lo que realmente es espectacular es la vista. Por eso, nuestra recomendación es ir al atardecer, para ver el sol ponerse sobre la diversidad urbanística de Barcelona —con su puerto, su Eixample, su playa— a tomar unas copas de vino antes de la cena.
El Nacional
¿Dónde sí se les recomendamos cenar con gusto hasta sentir que van a volver rodando al hotel? En El Nacional, un gran mercado con estaciones de carnes, tapas, pescados, cocas —el nombre catalán para las pizzas—, cervezas, vinos y picaderas satelitales. Nosotros nos sentamos en el espacio de las tapas, y mientras los dependientes pasaban gritando “¡Camarones al ajillo! ¡Camarones al ajillo!” o “¡Croqueta de jamón! ¡Croqueta de jamón!”, nosotras íbamos metiendo mano en la bandejita. Tanto nos gustó esa croqueta de jamón, la mejor que probamos en todo el viaje, que… bueno, ya sabrán por qué el miembro en proceso de la Familia Colada ha sido apodado #Croquetica.
Ens veiem després, Barcelona!
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