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Creo que muchos padres primerizos me entenderán: yo no quería complicarme con el primer cumpleaños de Paz, porque está en una edad donde va a recordar poco, pero no quería dejar pasar la ocasión sin celebrar su aniversario de llegada a nuestras vidas.
Sol, Paz y Cayetano tienen un evento en común: celebramos sus respectivos bautizos exactamente en el mismo lugar — la mesa de comedor en el apartamento de mi mamá —. Ahora, ¿qué tiene ese comedor que lo hace especial, tan apto para estos encuentros familiares? Aquí están las dos grandes claves.
Si han pasado por Luna Colada de tarde se van a dar cuenta de algo: seguramente nos van a encontrar junto a nuestra madre tomando un cafecito con unas tabletas de chocolate amargo KahKow.
Nuestro abuelo materno tenía una plantación de café en Barahona, así que nuestra madre lleva el café en la sangre. Cuando ella se casó, ahí comenzó la tradición de tener la bandeja diaria del café, decorada con flores y armada de forma que parecía una obra de arte, y ella nos pasó esa pequeña herencia de la pausa.
¿Recuerdan que les contamos que nuestro padre es un enamorado del flamenco, la tauromaquia y todas las manifestaciones culturales provenientes del sur de España? De hecho, como visita la zona con tanta frecuencia, ya tiene amigos que son casi hermanos… y algunos de esos “hermanos” postizos son miembros de varias hermandades de la provincia de Huelva, en Andalucía, donde se celebra anualmente la romería de El Rocío. Este año él quiso hacer algo diferente: juntar a su familia de sangre con su familia andaluza.
Imagínense esto: mi hija Sol tenía tres meses de nacida cuando Mariano, mi esposo, dice que va a correr un maratón tres meses después. Hasta ahí todo bien, brillante, chulo, emocionante. Pero el maratón era en Nueva York. ¿Qué significaba eso? Que iba a tener que ponerme creativa con la lactancia de la bebé.
El cantante, los pasitos del Papá Colado y la etiqueta de vestimenta de inspiración sevillana no fueron las únicas cosas que vinieron de España en la reciente boda flamenco-caribeña de Michèle: su vestido también vino del taller de YolanCris, una casa de diseño catalana.